Lugares de un barrio
que hasta hace poco
desconocía
y ahora me ha hecho suyo,
en este amanecer
de lluvia gris.
Ya no espero a quien
no llegará nunca,
mientras aún hay luces
en ventanas solas.
Cuando salga a la calle
una anciana
vendrá a darme el abrazo
de buenos días,
me dirá "mi niño"
dejándome una sonrisa
para un buen rato.
Hay ojos que me miran
un instante,
bocas que me saludan
al pasar,
pero no saben leer
las palabras que no digo:
“Dame otro nombre,
he cambiado mi destino”.
Ni mejor, ni peor,
solo muy diferente
al que había imaginado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario