Si no cambiamos,
hay un mundo
que se adentra
con velocidad de crucero
hacia la distopía,
lo vemos contínuamente:
se ahoga en riadas
destructivas,
contempla con pasmo
la implacable subida
de los niveles del mar
o se resigna ante la sequía,
es lo no habitable
que está creciendo
como un estrago de luz
y acusa implacable
sobre la culpa humana.
Lo hemos venido a llamar
Cambio Climático,
pero solo es eso,
un nombre de referencia
es estériles debates.
Porque los hay
que niegan el despropósito
sin pudor alguno,
aunque sepan muy bien
que no es cierto
que la tierra esté
muriendo por capricho,
pero no reconocen
su afán por la rapiña
o son incapaces
de reconocer lo evidente.
Así que el planeta
sufre en silencio
mientras el sol
castiga con fuerza,
la lluvia llora con exceso,
se derriten los hielos
y el hombre sigue
su camino imperturbable
ignorando el daño
que causa a un planeta
único e irrepetible
por la increíble
variedad de vida
que ha creado en su seno.
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