martes, 31 de diciembre de 2024

REFLEXIÓN: ¿FELIZ 2025?


El año 2024 quedará marcado por la terrible la violacion de todas las leyes internacionales de guerra por parte del fascismo israelí. Asesinando médicos, paramédicos, rescatistas, personal de ACNUR, niños, niñas, neonatos hospitalizados en UCI, quitando el oxígeno y el agua. Brutal el desprestigio o mejor, la cara real del genocidio israelí y sus delitos de lesa humanidad. Ojalá podamos ver en la Corte Penal Internacional a Netanyahu y su gobierno genocida, pero no cuento con ello porque todo indica que habrá una limpieza étnica en los territorios palestinos para incorporarlos a lo que los que la están efectuando consideran como el Gran Israel. 

Luego está ese avión civil derribado por Rusia y me obligo a ver la declaración de Putin pidiendo disculpas por lo que, con una jeta increíble, califica de accidente. Un trágico recuerdo de una guerra en el corazón de Europa, que olvidamos que en cualquier momento se nos puede plantar a las puertas de casa, mientras vemos avanzar al nuevo fascismo que nunca pudimos lograr derrotar del todo.

Y en unos días, la repugnancia llegará a límites insoportables con la llegada a la presidencia de Estados Unidos de ese idiota que viene de la mano del tío más rico del mundo, que se ha decidido a dejar de lado el gobierno en la sombra que siempre ha caracterizado a este tipo de personajes para convertirse en el que dirigirá realmente las políticas de su país, pero sin tener necesidad de pasar previamente por las urnas porque no lo necesita. 

En estas condiciones me parece ridículo ponerse a desear un feliz año nuevo como si no importase que una parte del mundo esté en llamas y todo tenga la pinta de ir a peor. Yo solo sé lo que sospecho y me encantaría reconocer que estaba equivocado, pero de momento, no vamos por buen camino. Por todo esto no voy a desearle felicidad a nadie, sino que consigamos que haya una mayoría que apueste por un mundo más justo para todos, que sea más humano, menos tecnológico, más cultural, menos becerril, más tierno, menos duro, más sensible y menos  aborrecible. Casi nada... 

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