domingo, 15 de diciembre de 2024

POESÍA: NUESTRO CASTIGO


Recuerdo aquél 

fin del mundo, 

a esa horda de periodistas 

desesperanzados

del año 2012

avisando que todo

podía acabarse. 

Añoro ese presentimiento

de muerte

el oscuro y compartido

deseo de un final. 

Y mi pecho cruje

golpeado por un furioso

corazón que le tiene 

un especial cariño 

a los conspiranoicos

los milenialistas

o los siempre confiables

voceros del apocalipsis nuclear. 


Dónde están los astros

precipitándose, 

dónde los aliens

dónde el exterminio masivo

y las mutaciones

por los alimentos transgénicos. 

Siento afinidad por los suicidas

que decidieron por si mismos

antes de que con ellos

acabase el apocalipsis. 


Siento empatía

por los sectarios

que en mitad

de un campo de lirios

rebanaron sus cuellos

mientras rezaban

nombres arcanos

para conseguir la venida

de algún dios a salvarnos. 


Extraño fin 

imparablebconciencia 

de la peste definitiva, 

niños que abandonan

sus estudios, 

hombres que dejaron

sus trabajos

mujeres que dejaron

sus casas y trabajos, 

hombres que dejaron

los burdeles

saliendo a la plaza

del fin de los siglos

en la fecha de fechas. 


Final del quinto sol,

despedida de la voz

de las luciérnagas albinas

¡Tú, Fin errático del mundo

vuelve, exijo tu arresto !


Cuán bello imaginar

los albores precientíficos

cuán bella la conciencia

del fin inminente

qué tranquilidad daba pensar

que con el cierre de tus ojos

cerraba su ciclo la Historia. 


Ahora sé

(como sabe la Humanidad)

la fecha:

5.000.000.000 años en el futuro

y veo la tragedia humana

como un repetir permanente, 

nuestros crímenes

retumbarán en la Tierra

por toda la eternidad

y nuestro verdadero castigo

será no extinguirnos. 


Incluso el último humano

en el último sueño

antes del juicio definitivo

antes de evaporarse

sufrirá pesadillas.

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