Me preocupa
que haya quienes
no se den cuenta,
pero todos somos hermanos
de sangre y de injusticia.
Hitler no está muerto,
resucitó en Afganistán,
en Israel, en Rusia,
en distintos países
de todos los continentes
e incluso vuelve
a recorrer Europa
bajo diferentes nombres,
su fantasma
es el espejismo racista
e intolerante
que alimentan
las religiones, los mitos
y las mentiras
de los que gobiernan
este mundo
o aspiran a hacerlo,
hitleriano en esencia
y en memoria.
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