miércoles, 18 de diciembre de 2024

POESÍA: NIEBLA


Me gusta conducir

cuando la niebla

duerme todavía

en el regazo oscuro

de la montaña

que se alza dura

y hermética

frente a la carretera.

Avanzo mientras

volteo el rostro

para llenarme

de cierta eternidad.

Salgo de mí,

soy experto en salirme

de mí para elevarme,

dejar todo atrás

para ir a llenarme

las manos de niebla

para verme, ahora,

desde arriba

tan pequeño

buscando lo nunca

extraviado,

lo que simplemente

nunca ha estado.


Es verme y entender

que soy quien soy.

Regreso

y exhalo al fantasma

que intentaba habitarme.

Alguien toca la bocina

y me saca

del ensimismamiento

justo en el instante

en que la luz extingue

de raíz toda la niebla.

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