martes, 5 de noviembre de 2024

POESÍA: EVOLUCIÓN

 


Al principio inventamos 

el correr para intentar estar 

en dos lugares a la vez,

pero entonces entendimos

cómo con los bolsillos vacíos,

también podríamos

cosechar el tiempo.

Inventamos la hospitalidad

para atraer sucesores al hogar

y ofrecerle al amor una bebida

muy necesaria.

Inventamos las sillas

para poder descansar

tras la persecución.

Inventamos la persecución

luego del correr e,

inadvertidamente, el robo.

Inventamos los suburbios

después de chocar

por accidente con la disputa

y sus hermanastras

confabuladoras,

la discusión y la irritación.

Algunos de nosotros

requerían más espacio.

Descubrimos la muerte

bajo un puente

y alguien insistió

en que la lleváramos a casa,

en que necesitaba

nuestra ayuda.

En ese mismo día inventamos

el pañuelo y el susurro.

Cuando se sentó,

cuando nos observó

con los dientes de su apetito

agazapados en sus ojos,

descubrimos el aleteo

de las palabras intentando

escapar de nuestros oídos

y algo que nos martilleaba

el asta plateada del corazón.


Ese día desenterramos el miedo, 

nuestro primer acto

de arqueología real.

Entiende: en ese punto,

los mapas registraban caminos

y los senderos humildes

entre los rumores

se torcían con amor.

El océano ocupaba

la mayor parte del espacio

con la fuerza de su marea

y sus bestias tentaculadas

que inventaban

sus propias recetas.

Algunos días sabíamos

que no éramos nada

más que ingredientes;

otros, nos sentíamos

como los invitados de honor.

Pero el día en que limpiamos

el polvo de la frente del miedo

y miramos sus manos,

nuestros mapas cambiaron

y el océano se hizo más grande;

nuestras noches,

mucho más bestiales

y se torció nuestro futuro. 

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