Por un instante
en la enramada
han callado
los trinos
y el silencio
cálido
húmedo
impone
dictador
su autócrata presencia.
A su regazo acogido
duerme
rendido
El Tiempo
y el caminante
se detiene
con respeto
porque sabe
que en esa falta
de sonidos
late
el corazón del bosque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario