viernes, 15 de noviembre de 2024

PINTURA: GUSTAVO DE MAEZTU


Este tríptico de grandes dimensiones, pintado en 1922 por Gustavo de Maeztu, recibe el nombre de Tierra vasca, lírica y religión, y las pretensiones del artista fueron las de reflejar el fatídico día 20 de abril de 1878, conocido como “la Galerna del Sábado de Gloria”, en el cual más de doscientos cincuenta y cinco marineros vascos y cántabros perdieron la vida en la localidad vizcaína de Bermeo.

El título inicial se ve enriquecido por dos subtítulos, Lírica y Religión, que enfatizan la contraposición entre la vida y la muerte presente en el tríptico.

Los dos paneles laterales se titulan Religión. El situado a la izquierda nos muestra una alegre procesión que discurre por un camino que asciende hacia una iglesia situada en lo alto de un acantilado sobre un mar en calma. Los colores están pletóricos de luz, arropan con sus gamas de verdes, azules y violetas a un cortejo que celebra la vida de manera distendida en pequeños grupos de niños y adultos esparcidos por el camino que acuden a la iglesia, donde lo lúdico está representado por el frontón en el que compiten los pelotaris, en dinámicas manchas blancas. En el panel de la derecha, junto a un mar encrespado, discurre un sendero por el que un grupo compacto de hombres y mujeres, en lento deambular, sigue un entierro que se dirige hacia una monumental iglesia de la que solo contemplamos un colosal atrio. La tierra está apagada de color, comparte en su desolación el pesar de las gentes que en procesión acompañan a la muerte. Vida y muerte que flanquean una escena central, titulada Lírica, donde Maeztu nos muestra a los marineros que acaban de arribar a tierra en sus barcas rodeadas de un mar agreste que se prolonga en el panel de la derecha. En actitud de triunfo, alzan los remos al cielo. El pintor mitifica a estos hombres cuyo gesto adusto, no solo de fatiga, condensa cierto fatalismo ante la naturaleza, superado por su fe ancestral y su estoicismo, por una creencia religiosa donde vida y muerte conforman el devenir y a la vez la salvación. Hay aquí una sutil confluencia entre la vida y la muerte, la alegría y la tristeza.

No hay comentarios: