lunes, 28 de octubre de 2024

POESÍA: VEO COSAS


Construir una patria

al abrigo del viento

y guardar en un cofre

la primera réplica de mi

para que no echarme

de menos durante el invierno.

No me explico por qué estaba 

empeñado en subdividirme.

Abro la tapa, ni julios ni patricios,

al fondo veo un niño

moteado de espejos

que le habla a la noche

con su dura garganta

de cuarzo lanceolado.

Más al fondo,

se abre un nuevo cofre.

Es así cómo aprendo, de golpe,

la geografía del infinito.

Dos palmos tierra adentro

veo cosas que jamás creerías,

la aguja umbilical

de las tardes antiguas,

dos fíbulas y un manto

donde arrecia la lluvia,

el diapasón ardiente del origen,

la ceguera de Borges

en su espejo de tinta

y la armadura ardiente

que sujeta el hexámetro.

Al oeste, muy cerca,

constato que la evocación

de los muertos prospera

en capítulos

de una nueva odisea,

y, en ella, como un vástago

de lumbre innumerable

veo el faro de Alejandría

la vara de Moisés,

el émbolo del mar,

el pulso de las eras

y una amazona muerta

que tejía una túnica

de olivo y de ceniza

para darle mortaja

a Alejandra Pizarnik.

Veo el mar tendido

sobre un viejo facistol

y entiendo la cifra

secreta de la lluvia.

Veo a Hipatya llorando

y en sus lentas pupilas

veo la esfera terrestre

multiplicarse en ábaco.

Veo cosas que jamás creerías.

Desde este momento

migro de cofre en cofre.

Ya nada espero

salvo morir despierto

y que haya alguna mano

que deje volar

mi cuerpo en las espigas

y me entregue a la estopa

mineral de la muerte

unos minutos antes

de que me vuelva loco.

No hay comentarios: