Nos viene
mordiendo los pies
una bestia que ha reptado
desde su angosto
y húmedo nido.
Imaginábamos
ruidos de cristales,
gemidos desgarradores,
animales huyendo
con pavor,
pero el suyo
es un rumbo espeso
que avanza larvado,
y sigiloso en el hecho
de la erosión irreversible:
el fin avanza
siempre callado.
Y ya viene,
ya va llegando
a lo vivo desde el suelo.
Nos viene
mordiendo los pies
una bestia
con las fauces abiertas
y no estamos
haciendo nada
que nos sirva de defensa
porque al fin y al cabo
el mal está en nosotros.
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