En Canarias no es
como en otros lugares,
que cuando
los turistas regresan
a sus lugares de origen,
quitan el tapón del mar
desinflan las montañas
vuelven a tapar los caminos
enrollan las carreteras
meten en botellas
a los barcos
el tiempo se detiene
caen los párpados
de los árboles
bajan los precios
de los bañadores
el sol deja de castigar
apagan el aliento
del aire acondicionado
se despierta la siesta
sin calor
vuelven las hormigas
a sus ciudades
las mariposas a su alfiler
los perros a sus collares
la canción del verano
a su recopilatorio
la maleta
a su nicho de armario.
Aquí no dejan de venir
sea la estación que sea,
cada día hay más gente,
menos espacio virgen
y la costa se convierte
en un monumento
continuado a la especulación.
Aquí el éxito del turismo
hará que las islas se nos mueran.
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