Ese hombre
inventa la noche
y el sustento,
es ahí donde revisa
sus costuras
y sus dobleces.
Trata de hilvanar
las consecuencias
de los días
las nubes bajas
el pan sobrante
el vaso rasgado
por el tiempo
la luna insomne
y la ausencia,
la gran perdedora
de su vida.
Pone luciérnagas
en la ventana
y consigue adecentar
lo poco que le queda,
hasta que llega el alba.
Así siempre
siguiendo la costumbre
de los ancestros
que como él
perdieron la guerra
y el amor.
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