Cuando llegué
a la adolescencia
me preocupaba
aprender a besar,
miraba furtivamente
a las parejas en lss plazas,
me detenía ante
las escenas de besos,
buscando una técnica,
un manual de movimiento
de labios y lenguas,
un porcentaje de humedad
que me dijesen qué hacer
con unos labios pintados,
pero en mi primer beso
aprendí sin duda alguna
que besar se aprende besando.
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