lunes, 1 de julio de 2024

OPINIÓN: EL EQUIPO OLÍMPICO DE REFUGIADOS


La olimpiada de París está ya a la vuelta de la esquina, falta menos de un mes para la ceremonia de inauguración, que por cierto no será en un estadio sino en un recinto en torno al río Sena y con muchas posibilidades de que pueda ya estar gobernando en Francia la extrema derecha. Nos empiezan a llegar las valoraciones sobre las posibilidades de triunfo que puede tener cada país y su incidencia en el medallero, también las del equipo español que desde que se celebró la de Barcelona tiene como referencia el número de triunfos allí conseguidos. Pero confieso que hay otro equipo que me llama especialmente la atención y que seguiré especialmente: Es el de los refugiados.

Lo conforman 36 atletas de 11 países diferentes que representarán en París a los más de 43 millones de refugiados que hay en el mundo en 12 deportes diferentes, según Acnur, la agencia de la ONU encargada de prestarles ayuda. Este equipo, creado por el Comité Olímpico Internacional (COI) por primera vez con el apoyo de Naciones Unidas en 2015 ante las crecientes crisis migratorias, permite competir a deportistas que no pueden participar en representación de su país de origen, donde son perseguidos. De todos ellos, solo la boxeadora camerunesa Cindy Ngamba logró superar las pruebas clasificatorias para los juegos, mientras que el resto recibió una invitación por su “rendimiento deportivo”, si bien el comité también tuvo en cuenta para la composición del equipo lograr “una representación equilibrada” de deportes, género y países de origen.

Difícilmente conseguirán medallas, pero para quienes forman este grupo humano, estar presentes en la olimpiada ya es un triunfo enorme de valentía y perseverancia. Algunas de las historias que hay detrás de estos hombres y mujeres son terribles, incluso han estado en un peligro de muerte real solo por practicar el deporte que les apasiona. Pero ahí estarán cumpliendo su sueño después de intentar prepararse lo mejor que han podido en su respectivo país de acogida. Mi respeto y admiración ya la tienen, su propia vida ya es un triunfo y por eso los pienso seguir muy especialmente. 

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