lunes, 3 de junio de 2024

POESÍA: OJOS DE VER


Cuando ya no existen

los bordes de las cosas

y todo es forma informe

que se mueve o se queda quieta, 

cuando no hay manera

de mirarse el fondo del ojo

en el espejo 

y en una jornada extenuante

se pasan como nada

quince erratas

es momento de tristeza.


Los ojos de ver se adaptan

sin cálculo notorio

a la sorpresa, al cambio brusco.

Convergen los ojos de ver:

nunca replican

la casita en la colina.

Yo tuve, en cambio,

ojos esforzados, voluntariosos, 

ojos que adivinan

con escasa puntería,

ojos temerosos

de pelotas de cancha,

de objetos del aire,

pero ojos fieles, ávidos,

ilusionados,

ojos lectores que son

los más propicios

para la imaginería

y la supervivencia.


Cuando me dieron 

los ojos de ver,

lloré, y una enfermera

me cortó de un grito de júbilo.

¡No se llora en el estreno

de los ojos de ver!

Con el uso, con el tiempo,

con las cicatrices sanas

se llora

porque los ojos de ver

tienen las mismas

pesadumbres que los otros.

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