No hay soledad
sobre un animal muerto,
las moscas se agolpan
y sus larvas
producen vértigo
por su informe abundancia
abierta como abismo
en el cuerpo que pudre
hacia la nada o hacia
la mera continuidad
de la existencia.
Solamente
una engañosa percepción
libera al hombre
de contemplar su pavorosa
irrelevante multitud
incesante y caótica
sobre la superficie
de la tierra o de la nada,
como las moscas
sobre un animal muerto.
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