Soy el monstruo
que consume tu vida,
me dijo,
aunque a veces
no me veas
siempre estoy ahí,
nunca
podrás alcanzarme
y mucho menos
impedir mi labor
de lenta erosión
física y espiritual
que te corroe
hasta acabar contigo
por completo,
volvió a decir
con una voz cuyo eco
que parecía venir
del fin del mundo,
antes de que
apagase la luz
y esa maldita sombra
desapareciera
de mi vista.
Pero sé que ahí sigue
escondida
entre lo oscuro,
esperando el momento
en que logre capturarme
definitivamente.
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