¿De qué color
es una despedida
que se siente
como definitiva?
La mano
busca en vano unas llaves
que ya no están
en el bolsillo
y se cortan dos cuerdas,
la primera y la última.
En el corazón,
el óxido trabaja
y ya nada recuerda
la primera mirada
en la que mira ahora
en dirección al aire
donde se desbandaban
las mariposas.
Es el adiós,
¿de qué color
es ese momento?
¿Del color de la lluvia,
de la piedra abandonada
al costado del camino,
de la hierba dura
y seca que ignora
hasta el animal
más hambriento?
¿O quizás del color
de la esperanza
de encontrar
donde uno vaya
la paz y el silencio
que sin darse cuenta
había perdido?
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