sábado, 27 de abril de 2024

POESÍA: EL ÁRBOL


El árbol debe de tener

un teorema

con el que calcula

cómo bombear la savia

arriba en verano,

abajo en invierno.


Uno se imagina al árbol 

preparándose

para iniciar la migración,

la urgencia del repliegue

hacia las raíces,

el alivio de la vuelta

a las alturas.


Todo el mundo piensa

que los árboles

no tienen prisa,

que son la materia inmóvil 

personificada,

pero la verdad es que crecen,

como niños recién nacidos,

a fuerza de viajes internos

cada vez más largos.


El árbol se mueve

más que nadie

pero no pierde el tiempo

cambiando de lugar,

tiene entre sus anillos

todos los caminos del mundo.

Por eso es que el peor

destino para un árbol

es que lo conviertan en barco

y lo lancen a puertos

que no necesita

y el mejor, que lo usen

para un columpio,

que es como él,

todo movimiento

fijo en el mismo punto.

El árbol debe de tener

un teorema

que realmente demuestra

la inmortalidad del alma.

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