domingo, 14 de abril de 2024

OPINIÓN: GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO


Esta vez es un ataque directo de Irán, el primero desde la revolución jomeinista. Pocas dudas puede haber de que también tendrá como respuesta otro ataque directo de Israel contra territorio iraní. Oriente Próximo, en plena ebullición bélica, acaba de entrar en una fase nueva e insólita de guerra abierta y directa entre dos potencias enemigas que se habían golpeado duramente en numerosas ocasiones, siempre a través de terceros.

Hasta ahora, la guerra estaba encapsulada en Gaza, con ramificaciones todavía acotadas en el intercambio de cohetes en la frontera con Líbano y en las costas de Yemen. Han sido ingentes los esfuerzos de Washington para evitar su extensión regional a la vez que intentaba moderar al Gobierno de Netanyahu en su guerra contra Hamas. La máxima preocupación se centraba en la República Islámica de Irán, corazón del ‘eje de la resistencia’ a Israel y patrocinador de todas las guerras contra el Estado sionista, a través de Hamas en Gaza, Hezbolá en Líbano o los hutíes de Yemen.

La guerra es el territorio del azar y de la incertidumbre. Desde sus primeros compases hay que procurar orientarse en mitad de la niebla que la caracteriza. En cuanto estallan las hostilidades, la única seguridad es la escalada, la subasta de violencia en la que se ven comprometidos los contendientes, dispuestos a responder a cada ataque con otro ataque de mayor intensidad. El resto es el territorio de la confusión e incluso de las noticias falsas, que es lo que caracteriza los primeros compases del violento enfrentamiento abierto entre dos potencias militares dispuestas a sacarse los ojos.

Pronto se verá la capacidad agresiva de Irán y de respuesta destructiva de Israel. Si es cierto que Israel ha neutralizado el a los misiles y drones lanzado contra su territorio sgracias a sus sistemas de defensa, se habrá anotado una primera victoria de enorme trascendencia. Es prácticamente imposible que Irán consiga algo equivalente, vista la desproporción de fuerzas y sobre todo de tecnología, contando además con la participación de las fuerzas aliadas. El destrozo y los objetivos alcanzados por Israel en Irán tendrán también un enorme significado respecto al futuro desarrollo de la guerra.

Es máximo el peligro que contiene la voluntad agresiva de ambos contendientes, expresada en el ataque de Israel al consulado iraní en Damasco, donde murieron siete destacados cuadros de la Guardia Revolucionaria iraní, y en esta respuesta directa por parte de una potencia habituada a las respuestas por procuración. Es el motor fundamental de la dinámica de la escalada, difícilmente controlable, incluso cuando lo quieren los contendientes, por el carácter expansivo de una contienda que compromete a otros países. La tregua en Gaza, el intercambio de rehenes y el camino de la paz, que se veían remotos, están desapareciendo del horizonte. 


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