jueves, 25 de abril de 2024

OPINIÓN: 25 DE ABRIL


Se dice que la revolución es hermana del poema, puesto que ambos implican un exceso de vitalidad, y tanto la una como el otro acarrean la luz de futuros soñados. Me gusta esta asociación por lo que implica, la creencia en la renovación unida al poder de la palabra, en el cambio hermanado con la dinámica del verso, en la utopía ligada a la metáfora. Y aunque la asociación entre entidades tan diferentes deba detenerse aquí, no puedo dejar de subrayar este vínculo, ahora que se cumplen 50 años del 25 de abril de 1974, aquel día radiante que devolvió la libertad a los portugueses, la alegría regresó a las calles de ese país y supuso un chute de esperanza para los que lo vivimos en España.

Quienes han nacido en libertad no saben lo que significa no tenerla. Desconocen que la libertad no es un regalo que se recibe, es una conquista que se deriva de la convivencia dialógica. Como no lo saben, se imaginan que el paraíso de la justicia perfecta, de la verdad absoluta, del respeto, del honor, de la riqueza y del progreso, todo al mismo tiempo, se produce por obra mesiánica de regímenes rígidos de un solo hombre que se sienta en su sillón de respaldo alto y permanece allí para siempre. Ahora bien, el infierno que desencadenan esos proyectos totalitarios ya los hemos experimentado. Por eso, lo que se propone como meta regeneradora no constituye en absoluto una nueva utopía, sino más bien una retropía. Y las redes sociales son su cauce dorado. Da sin duda que pensar.

Las dificultades de los últimos años han llevado a mucha gente a las puertas del populismo de la extrema derecha, por eso es importante destacar lo que en esta semana Portugal está celebrando: La Revolución de los Claveles es una llama que ilumina la oscuridad que parece querer extenderse sobre toda La Tierra. Caer en el exorcismo que estos días se está produciendo en las calles de Lisboa, nos libera y alimenta nuestra esperanza. 

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