Busco, bajo la luz del alba,
con las manos en la tierra,
raíces de la memoria perdida,
semillas negras en el olvido.
Sabia memoria de un tiempo
en el que hube de escoger
caminos y sueños que creí
verdaderos, totalmente ciertos.
Sueños que perdí en los días
donde fui discípulo de sombras,
jinete mudo en la noche,
aprendiz de antiguos errores
que nuevos aparecen bajo la luz.
Con ira arranco tierra bajo mis pies,
interrogándome por el ser humano
que oculté tras las palabras.
Con desazón remuevo la tierra
donde habré de reencontrarme
con el hombre que ha ido
lentamente muriendo en mí.
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