No sabemos por qué,
pero a veces sucede.
Una niña perdida
vuelve a casa
sana y salva.
Llueve y llueve en mitad
de un gran desierto.
El cielo se abre en dos,
y nos acoge.
Los muertos
nos susurran al oído.
Un testigo prefiere
la verdad
al dinero o la calma.
Un ambicioso
rechaza la injusticia
de la que puede
aprovecharse.
En una celda inmunda,
un pobre diablo
se niega a delatar
a un compañero.
Una mujer y un hombre
-o bien dos hombres,
o dos mujeres-
se aman hasta el fin.
Y una familia entera
en la cámara de gas,
se abraza
y perdona a sus asesinos.
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