Hay palabras
que dichas muy temprano
almidonan el mundo,
pero hay otras
que aúllan en la noche
como lobos
que marcan sus dominios.
Se enfrentan a la sombra,
conversan con la luna
y, cuando un hilo de luz
anuncia el día,
se repliegan a lo hondo,
a la pureza del idioma,
a la fuente de un agua
clara y dulce que las pule
y las hace brillar
en nuestros labios.
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