Árbol en pie
en un bosque quemado.
Tus ramas se abren
en una serena danza
que celebra la vida
sobre un horizonte
sembrado de ceniza.
Raíces de escarcha
que devoran la tierra sorbiendo
las últimas gotas de vida.
La voz del delirio
y el tiempo
que pasa tan lentamente
que apenas pasa nada.
El fuego te lo arrebató
todo pero
en tus ramas volverán
a anidar las aves.
Te veo tan digno
sosteniendo tu menguada
fortaleza de pino
y me pregunto:
¿por qué
te hacemos
esto,
Madre Tierra?
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