detrás de la puerta
era chiquita, oscura
y deforme
temblaba a pesar del calor
daba pequeños saltos
y emitía un quejido
intermitente.
La tomé en mis manos
y la solté en el jardín
junto a los cactus
ahora tu soledad
crece en el barro
bajo el agua
cuando la riego
y le añado abono
con las demás plantas
en forma de poesía.
A veces nos miramos
detenidamente
y tengo la impresión
de que ha hechado raíces
y por la paz que transmite,
ahora se siente
muy bien acompañada.
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