martes, 21 de noviembre de 2023

POESÍA: NO ME HABLEN DE PAZ


No me hablen de paz

si hay desasosiego,

si no hay comida en el plato

ni agua caudalosa que llegue 

como río hasta el estómago

ni combustible para ayudar

a los enfermos

ni luz que se alce 

como Lázaro y camine.


No me hablen de paz

si dan sólo unas horas

para salir a ninguna parte.

¿A dónde irán los mutilados, 

los agonizantes,

los que sufren alguna 

enfermedad terminal?

¿A dónde irán los huérfanos?

aunque los creyentes eleven 

sus oraciones y negocien

con su Dios.

¿De qué sirven

las charlas de diván

cuando los hemos dejado solos, 

sitiados, resistiendo?


No me hablen de paz

si por la calle

te prohíben el paso

por ser de alguna tierra,

de algún color morisco, 

incombinable,

de alguna manera

distinta de pensar.

(La humillación es el detonante 

de la guerra.)


No me hablen de paz

porque la paz empieza

cuando se hace justicia.

No confisquen sus territorios, 

si quieren que termine

esta tortura

ni saquen el tanque

frente a la ambulancia

ni compren a la prensa

ni sigan profanando

las mezquitas.


No me hablen de paz

con bombas en las manos

porque en los brazos

otros llevan a sus hijos

con los ojos abiertos

por la guerra

mientras el mundo la mira 

desde casa en Internet.


No me hablen de paz

aunque las calles

griten Palestina,

aunque escribamos poemas 

de esta masacre,

aunque los creyentes

eleven sus oraciones

y negocien con su Dios.


A veces, la paz

comienza con desasosiego,

pero ha de acabarse

el ojo por ojo,

el Gaza por Gaza.

Nadie debería querer

un mártir más.

Sólo una tierra

para contemplar el cielo

y sentarte, tranquilamente, 

en el banco de un parque.

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