Supe
que te moriste
María.
Supe
que alguien te hablaba
desde el fondo
de la tierra.
Que esa voz
te decía
que el amor
nunca se acaba.
Y que si un día
lo sintieras perdido
hay que ir
en su búsqueda.
Creo que eso fue
lo que hiciste.
Adiós, María Kodama.
2 comentarios:
Asi es, Borges debe estar alegre por tenerla de nuevo en sus brazos. Etéreamente unificados en UNO.
Saludos cordiales Paco
Un amor muy especial el de Kodama, Borges fue un privilegiado en ese sentido. Saludos.
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