jueves, 20 de abril de 2023

PINTURA: SOROLLA


¿Qué vemos en “La pesca del atún” que tanto nos fascina? Luz, sobre todo luz. Luz vestida de blanco y azul, como le gusta a Sorolla. Luz que se refleja en las plácidas aguas de la ancha desembocadura del Guadiana, y ciega. Luz que ilumina y descubre la ribera portuguesa en el horizonte. Luz que se estampa en la toldilla quebrantándose en tonalidades amarillas para bañar suavemente toda la escena. Luz de plata en el frío lomo de los pescados, que aviva el rojo de la sangre esparcida por el suelo. Es la luz de la primavera en las costas del sur, frente a África, que despierta ahora este movimiento febril en la población: llegan los grandes atunes y la pesca hoy ha sido abundante.

Esta pintura de Sorolla es una genialidad. La escena principal describe el almacenamiento de atunes recién pescados en la almadraba el momento elegido muestra tres hombres en el centro que arrastran un atún gigante para colocarlo ordenadamente junto a otros trece que ya reposan alineados en el suelo; en una plataforma inferior que es el muelle al que accede la barcaza hay nuevos atunes de los que se ocupan un grupo de hombres; amarradas a puerto están varias barcazas más, mientras otra, un vapor y dos veleros circulan por el río.

El Guadiana en toda la amplitud de su desembocadura se extiende plácidamente, con azul luminoso matizado de blanco brillante en representación de los reflejos plateados del sol sobre la superficie; encima del río, apenas separadas por la delgada línea del horizonte que se extiende transversalmente a lo largo de todo el lienzo y que representa Portugal, aparece el cielo, aquí ampliamente tocado de amarillo como reflejo visual de todo. Hay una explosión de colores: azul blanco, amarillo como estructura principal del toldo pero también el rojo de la sangre de los pescados extendida por el suelo de la almadraba.

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