Aún no amanece,
es el tiempo
en que el pan
se está cociendo
en la tahona
y en la que también
se cuecen mis poemas.
Todo está en silencio,
me siento casi hijo
de la tierra
por nacer
y tengo sueño,
pero alzo los ojos
y leo en las escamas
de las sombras
las más sagradas
escrituras.
Son estas horas
un paréntesis sin prisas,
y al despertar
ya será sábado
y continuará la vida.
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