Y baja a la playa
donde ahora
no hay nadie.
Y las olas
cansadas
se dan un respiro
de tanto espectáculo.
Y resuenan
los ecos y gritos
de todo el día
entre la arena pisoteada.
Y se descalza
y camina por la orilla
viendo las primeras luces
del pueblo oscuro.
Y piensa en el tiempo
y en el viento
y en las nubes
y en las estrellas.
Y en esa rubia
que pasea el perro
por el paseo marítimo.
Y mira dentro de sí
buscando una ilusión.
Y no encuentra nada.
Y sigue andando
hacia ninguna parte
mientras el mar
lo contempla preocupado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario