En la remota
península de Svalbard,
excavada en la piedra
de una montaña,
a ciento treinta
metros de profundidad,
a una altura
que no se inundaría
ni aunque todo
el hielo del planeta
se hubiese derretido
(capaz de resistir terremotos,
volcanes, radiación),
se halla la cúpula
del fin del mundo.
En su interior se custodia
un millón de semillas.
Cuando el planeta se inunde
y todos nosotros
sucumbamos a volcanes,
terremotos, radiación,
moriremos dejando
lo que fuimos:
un puñado de huesos
sin plantar.
2 comentarios:
Es en el Archipiélago de Noruega. Los científicos se están preparando para el final de nuestros tiempos. Un proyecto fantástico, pero, que también desaparecerà.
Muy buena entrada Paco. Buendia.
Conservar de esa manera lo que no hemos sabido conservar de forma natural... Tremendo contrasentido, ¿verdad?
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