Lo que vemos y oímos
todos los días
es que en el capitalismo
sobra gente,
como en la Alemania nazi
sobraban las razas inferiores
o en España
sobraban los rojos.
En el capitalismo
sobra gente,
sobran obreros
con derechos laborales
y sueldos dignos,
sobran jubilados
con pensiones,
aunque dos de cada diez
mantengan con ellas
a sus hijos
y a las familias de sus hijos,
sobran indígenas
que se opongan
a la desposesión
de sus bienes colectivos
a manos
de las multinacionales,
sobran inmigrantes.
Para que aquí podamos
vivir como vivimos,
en el resto del mundo
tiene que sobrar gente.
Consumimos diez veces
más que ellos, por tanto,
en un planeta finito,
no hay para todos
y la abundancia de aquí
solo puede significar
escasez al otro lado
de las concertinas.
Sobra gente
en el capitalismo,
que la guerra, el hambre
y el cambio climático
se hagan cargo de ella.
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