Los ancianos
son los huesos del tiempo
y cada vez
tienen menos.
Se parecen
a los álamos temblones
del invierno
en los jardines,
la mirada
se demora,
estanque espejo
reserva para la sed
de las bestias.
Los huecos
en la sonrisa
rastrillan los recuerdos,
mientras Dios cosecha
restos de piel marchita
más suave que el silencio.
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