jueves, 7 de julio de 2022

PINTURA: PIETER DE HOOCH


Pieter de Hooch (1629-1684) fue un pintor holandés barroco. Formó parte de los llamados “maestros clásicos neerlandeses” y considerado uno de los principales maestros de la pintura de género.

Al principio de su carrera, al igual que muchos pintores jóvenes en su día, pintó especialmente la vida de los soldados, paisajes con jinetes y arqueros. Después de su llegada a la ciudad de Delft, empezó a realizar escenas de género con personajes comiendo, bebiendo y tocando música. Más tarde se centra en la representación de escenas domésticas y retratos familiares. Su trabajo mostró la sagaz observación de los detalles triviales de la vida cotidiana y al mismo tiempo funcionando con la moral bien ordenada de los cuentos. Estas pinturas a menudo exhiben un sofisticado y delicado tratamiento de la luz, similar a la de Vermeer, que vivió en Delft, al mismo tiempo que de Hooch. Más tarde, a partir de 1658, Pieter de Hooch realizó principalmente interiores del siglo de oro, con personajes principalmente femeninos. Estas obras, en las que pintó casi sistemáticamente suelos de baldosas, son tan sorprendentes que permiten observar su evidente dominio de las líneas de perspectiva. La profundidad de la pintura suele estar reforzada por una vista exterior -un patio, u otra habitación de la casa- que siempre está más detallada que el escenario principal de la pintura.

Pieter de Hooch idealizó la vida doméstica holandesa, las virtudes simples y la administración eficaz del hogar. Su obra es un testimonio precioso de la sociedad holandesa del siglo XVII. Fue uno de los mejores pintores de escenas de género. La década de los 60 fue, seguramente, su etapa más prolífica. En este periodo cambió los temas de sus óleos por interiores burgueses de atmósferas cálidas, produciendo una serie de obras maestras, como la que nos ocupa.

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