La piel es
quien mejor lo entiende.
La piel
y los significados
de sus pliegues,
lo que en ellos se posa
se atesora o se pudre.
La piel
violentamente dúctil
en su manera de ignorar
mi firmeza.
La piel
su inconsistencia
envolviéndolo todo
con desgana,
la sensibilidad
del dedo índice,
la incógnita aspereza
de los codos,
que seguramente
habrán tomado nota
de roces con esquinas
y de abrazos.
La piel
descamándose
en cada diligencia,
dejando su impresión
en ropas líquidos y cuerpos,
ensuciándose
incluso a su pesar,
alertándome de tu frío,
doliéndose abierta
en poros,
degustadores absorbentes
que se ciegan y sudan,
se erizan vestigiales
a tu tacto
de piel con piel.
La piel es
quien mejor lo entiende,
su arruga es solo un modo
vagamente sutil
de adelantarnos el espanto.
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