lunes, 31 de enero de 2022

EL MEJOR JUGADOR DE BASKET DE LA HISTORIA


En los últimos tiempos se ha puesto de moda el término "GOAT" para designar a todo aquel que se erige como el mejor de cuantos practican o han practicado un determinado deporte. Así, gente como Messi, Federer, Tom Brady, Diana Taurasi, Serena Williams o Tiger Woods han sido honrados con ese acrónimo que se refiere al mejor o la mejor de todos los tiempos (Greatest Of All Time) en el deporte que les encumbró. En el basket, muchos lo asocian con Michael Jordan, el que consideran como el mejor jugador de todos los tiempos, y precisamente, el primer deportista honrado con ese título. Pero están equivocados, porque fue otro quién dio forma e importancia a tan elevada distinción. 

Earl Manigault era lo más parecido a un cajón de sastre. Una infancia sumida en la  pobreza y una edad adulta plagada de malas decisiones, droga y cárcel incluidas, forjaron al que para muchos fue, es y será el verdadero G.O.A.T.  Y es curioso que, el tipo al que gente como Kareem Abdul Jabbar o Earl "la perla" Monroe señalaron sin dudar como el mejor jugador que jamás vieron, nunca pisó una cancha de baloncesto profesional. Jamás se ganó la vida con aquello que le apasionaba, con aquello para lo que tenía un talento innato, unas habilidades casi inhumanas. Cuentan los que le vieron en el Rucker, la mítica cancha urbana neoyorkina, que con sus apenas 185 centímetros, era capaz de saltar por encima de gente más alta o que desafiaba a la mismísima ley de la gravedad manteniéndose suspendido en el aire cuando todos los demás iniciaban el descenso.

Manigault fue Julius Erving antes que Julius Erving y Jordan, mucho antes que Jordan. Esas habilidades que nos asombraron en el Dr. J. y en "Air", Manigault ya las mostraba e incluso, las mejoraba. Muchos jugadores profesionales visitaban el Rucker para medirse ante la sensación Manigault y el resultado era el mismo: Derrota. Earl era el rey del 'street basket', un tirano que no se cansaba de humillar rivales, de masacrarlos deportivamente jugando en la calle. Era el rey de Harlem, el rey del Rucker Park y nada ni nadie podía desbancarle. 

De ahí nace el apodo, GOAT, lo que no queda claro es el motivo para tal nombre. Unos apuntan al significado de sus siglas, otros a que debido a su capacidad de salto le apodaban así por el animal, la cabra (Goat en inglés) y otros, los que menos, por un error de pronunciación de su apellido. Así Manigault lo pronunciaban "Manigoat" y luego lo redujeron sólo a Goat. 

Sea como fuere, Earl Manigault es digno propietario del acrónimo, lo es porque otros que pudieron reclamarlo lo señalaron a él como el mejor de todos. Lo es porque aún hoy, su apellido es capaz de evocar una sonrisa en aquellos que le vieron volar en las canchas asfaltadas de New York, porque aún hoy y en su Harlem, es recordado y respetado incluso por aquellos que por edad jamás le vieron. Lo es porque sigue siendo sinónimo de espectáculo, de baloncesto puro, el que se juega por pasión. Baloncesto alejado de tácticas, de sistemas y corsés, baloncesto salvaje, baloncesto de la calle. 

Habrán muchos G.O.A.T en la historia, pero el primero y genuino siempre será Earl Manigault. Esta película cuenta su vida:




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