domingo, 26 de septiembre de 2021

POESÍA: VOCES


Claro que oigo voces,

claro que vienen de mi interior. 

La pregunta es cuánto silencio

hay entre ellas, si están cómodas

dentro de mi cuerpo;

si respetan los turnos

y no se atropellan al hablar. 


La pregunta es si las voces

están sentadas

en sillas cómodas, dignas,

de ese Parlamento.

Si tienen todo lo que

les corresponde para hacer

dignas sus comparecencias. 

¿Hay suficientes cojines para

que no se hundan en sus sillas

las voces más pequeñas?

¿Qué voces cuentan

fake news sobre mi mismo,

los demás o el mundo?


En un intento de ser piedra,

yo también externalicé

los servicios de seguridad y control de mi Parlamento interno.

Pero reventaron mis cárceles

de presos políticos.

El cerebro no es

un Gran Hermano del cuerpo.

Hay derecho a escucharnos dentro. (Y por suerte ha habido un verdadero demócrata para

cada uno de mis Tejeros.)


A la voz que ahora escuchas,

de mi cuerpo a tu cuerpo

es normal que le encuentres

contradicciones, 

porque mis voces de adentro

no están siempre de acuerdo.

Es gracias a las grietas

por lo que nos reconocemos.


Te recomiendo no encasillarme

por una opinión que emita

en un determinado momento,

las sesiones de mi parlamento

pueden arrojar votaciones

con resultados inesperados

hasta para mi mismo,

el juego de las minorías

y las mayorías, siempre guardan

un delicado equilibrio. 


Estas cosas pasan porque 

hemos estado sosteniendo

durante demasiado tiempo

la casa ajena, el edificio

del cerdito mayor

ordenándonos ser piedras.

La salud mental no es

no oír voces.

Es tener tiempo y valor

para entenderlas

y ser consecuentes con ellas. 

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