miércoles, 8 de julio de 2015

FOTOS







Mira los álbumes de fotos,
la memoria se condensa
tras ese puzle de imágenes
en las que sólo lo que se ve
tiene la posibilidad de un día
llegar a ser reconocido:
se inventa, finalmente,
a partir de lugares comunes
que, no por ser compartidos,
dejan de ser
menos deseados.
Tal vez porque nadie los posea
se puede tener la certeza
de haberlos vivido
y su única garantía
sea ese pasaporte
anónimo a otro destino.
Puede que todos muramos
en una fotografía
pero tal vez esa muerte
sea la única prueba concreta
de aquella vez en que vivimos.
Son como injertos autobiográficos
que se reconocen en las fotos
más sentidamente aún
que cualquier memoria
de lo acontecido.
Una muerte anticipada
revivida en las fotos
como materia inventada
de lo que podía haber sido.






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