Pido la palabra
para decir
lo que tiene que decirse,
la palabra
aunque duela
aunque sangre
pero que a la vez
también alivia.
Pido la palabra
para abrazarme a ella
y abrasar lo que merece
ser abrasado
para limpiar la mugre
que nos asfixia
y de paso ensuciar
las moquetas impolutas
de los despachos
más viles.
Pido la palabra
en suma
para decir lo que pienso
y hacerte sentir
lo que escribo.
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