Debería ser la existencia,
un continuo retozar
en la oquedad de tu vientre
donde las razones
se resumen insaciables
en el sabor del amor.
Ahí buscarte
y hallarte siempre,
Roja Llama palpitando
entre los muslos,
como un rayo
latigando insaciable
en el abismo geográfico
que corona los sentidos.
Encontrarte envuelta
en una ristra de aromas
que ungen al placer
encharcado en un mundo
de brillantes viscosidades
sobre una desnuda armonía
abierta como un símbolo
del regocijo de la vida.
Así es como yo siento,
amor mío,
la belleza y la plenitud
de la primavera
cuando estallas y me llenas
la boca de alegría.
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