Me gusta la despedida
a un año ya sumido
en la decrepitud
porque le sienta
bien a la esperanza,
el frío del invierno
es el puntapié
y uno sale expelido
a buscar personas
idóneas en el tema
de buscar ilusiones
para luego intentar
plasmarlas en lo real.
No es fácil conseguirlas
hay que apelar al espíritu
que duerme bajo
las frazadas de la carne
ofrecerle comida
que huela a pureza
y a bosque en la oscuridad.
Así, podrás detectar
quien es el que tomará
forma de barro
sin miedo a ensuciarse
y a perderse en el limbo
de algún sueño
que incluso anhela
poder compartirlo
con todo el que sea
capaz de entenderlo
y luchar por él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario