lunes, 17 de marzo de 2014

PRESAS





A fuerza de cerrar los ojos,
nos convertimos en presas.
Los depredadores
aluden a sus convicciones
para cazarnos con mentiras,
muy pocos son capaces
de ponerle fin a esta dolorosa
danza de verdugos y víctimas,
pero quien lo hace
goza de una punzante energía
frente a una masa
acogotada de un engañoso placer,
de palmaditas que alguien
les da en la espalda
antes de acuchillarlos
con la peor de las alevosías.
Algo en nuestro interior
se duele de tanta
negación para con nosotros,
pero competimos para que el ego
tenga un sitio adentro
y nuestro corazón se acelere
con las alabanzas de políticos,
jefes, maestros o asesores
de cualquier pelaje. 
Nos estamos envenenando
obligándonos a asumir
que sólo existe un futuro
plasmado en este sistema
gravemente contaminado
de compromisos incumplidos.







No hay comentarios: