A veces las emociones
tienen un semillero
simple y sencillo:
El milagro que ahora
está sucediendo
proviene de un fondo
de vida
que está buscando
su fibra raíz
tanteando tu útero
con los deditos
apenas formados
de las manos y los pies,
lo eléctrico del aire
aprieta todos
sus nervios de ave
y le prende los ojos
asombrados de lágrimas
al pequeño mundo
de dos que le rodea.
Con sus apenas
catorce semanas
de haber llegado
al lecho de tu vientre
nos conmueve
profundamente
y la distinguimos
con un apelativo
que nos parece hermoso:
Es y será Bahía.
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