Despiertan la vida
que es hombre
a su materia entrelazada
apuntan los ojos
de humano anhelante
que a nada
aspira
más que a la
ondulación
dentro de su abrazo
paradigma de
placer
sol de fruto azucarado
que no es ilusorio
en una piel
florecida
como un augurio
donde se tocan
las paredes
del tiempo
en una condena
sin paliativos
por la
violencia de estar
entre dos
serpientes
sagradamente
vivas.
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