El ruido de las cortinas agitadas
por un ramalazo de viento
el susurro del fuego entre las brasas
de una estufa de carbón
el sonido de la arena
que el viento arroja
contra el vidrio de una ventana
el fino golpeteo de la lluvia
sobre un techo de cemento
el ruido del ropero que se abre
a impulsos de una ráfaga de aire
el silbido que hace el viento
entre las ramas de los árboles
el murmullo del mar en su afán
queriendo atrapar la orilla
el rumor casi silencioso de la hierba
al mecerse apaciblemente
el eco de la ropa mojada
que cuelga del alambre en el patio
el indistinto aleteo
de una bandada de pájaros al pasar
la risa espontánea de los niños
si ningún adulto les impide serlo
los sonidos del bosque
cuando nos habla
y hemos aprendido a escucharle
el silencio que se apodera
suavemente de la tarde
aislada en un rumor de nostalgias...
Son los ruidos que uno ama
y los silencios que reconfortan.
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