lunes, 27 de febrero de 2012

QUEJARNOS



Estamos atrapados en la queja. Tanto que ni siquiera nos damos cuenta. Nos quejamos del trabajo, de la pareja, de los amigos, de la familia, del sistema, de la vida. Nos quejamos si compramos, nos quejamos si no compramos. Nos quejamos de lo que hacemos y nos quejamos de lo que dejamos de hacer. Vivimos atascados en la queja.

¿Por qué? La queja es una manera de llamar la atención, de buscar comprensión, compasión, cariño. Y… sin embargo, acaba siendo contraproducente porque todo el mundo huye de la persona que siempre se queja. La queja te amarga, te condiciona, te vuelve gris...

Gandhi dijo una frase que me parece muy interesante: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”. Así pues, ¿por qué quejarse? Si algo no gusta, ¿por qué no intentar cambiarlo? Y, si uno siente que será casi imposible hacerlo, al menos puede cambiar la manera en que se enfrenta al problema.

Pongamos algunos ejemplos significativos que pueden surgir en la vida diaria:

El desorden que tengo que limpiar después de una fiesta en casa significa que… estuve rodeado de familiares y amigos. La ropa que ya no puedo ponerme porque no me entra significa que… tengo más que suficiente para comer. Si tengo que limpiar la casa en mi día libre significa que… tengo una casa. Si llevo una hora dando vueltas con el coche para encontrar aparcamiento significa que… tengo coche. Si tengo que levantarme cada día a las cinco de la mañana significa que… tengo trabajo. Si hoy he roto con mi pareja significa que... he conocido el amor.

Lo curioso es que hay una noticia extraordinaria relacionada con esta cuestión porque existe un antídoto contra la queja: Se trata de la gratitud.

Podemos pasarnos media vida pensando en todo lo que nos sale mal, en la gente que nos fastidia, o en lo que no tenemos... O podemos hacerlo agradeciendo que seamos capaces de reír, cantar o bailar. Agradeciendo que sepamos pensar, relativizar y opinar, que podemos, sabemos y queremos amar.

Haz la prueba, a ver qué pasa. La única manera que existe para cambiar la dinámica de las cosas es empezar por uno mismo. Te propongo el reto del mes, con el propósito de ayudar a eliminar cualquier rastro de queja o lamento y sus nocivas consecuencias para tu vida... La propuesta es muy simple: Se trata de mantenerse durante un mes sin emitir ningún tipo de queja o crítica. No valen medias tintas ni trampas de ningún tipo y hay que ser tajante y consecuente: Si durante este periodo se emite algún lamento es obligatorio volver a empezar... Puedo asegurar que los resultados son asombrosos.

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