domingo, 11 de diciembre de 2011

MENSAJES



Parece que todo está dicho,
vendido, vivido, consumido,
vencido, calcinado...
Al menos eso pretenden
que pensemos
los causantes de nuestras penas.
Pero si uno conserva
la capacidad de asfixiarse,
algo fundamental
se nos vuelve dolor y sed extraña
cuando nos encierran
en nuestro mísero mundo.
Parece no haber nada
pero si uno está atento
en la luz de un atardecer
puede leer un mensaje silencioso,
algo así como reencontrarse
con un libro viejo que habla
del olvido de los hombres.
Un libro perdido que desmiente
esa cotidianeidad cerrada
que algunos llaman realidad
y que no es más
que una ceguera aprendida
y un dejar fuera las entrañas
e incluso al hombre mismo.
Ese libro es un signo,
un camino abierto entre la niebla.
Y existen muchos otros,
sólo hay que saber buscarlos
para encontrar el horizonte
que habitaba en la esperanza
de aquellos otros hombres
olvidados y desaparecidos
en una noche sin orillas
construida por otros hombres.

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