Desde el primer momento
en que lo vieron,
todos supieron
que aquél hombre
no entrañaba peligro alguno.
Señaló a los presentes
y temblándole la voz
les requirió
a alzar los brazos:
¡Que no se mueve nadie!
dijo
¡Esto es un atraco,
entreguen de inmediato
todo el amor
que escondan en el pecho!...
Pero alguien avisó
a las fuerzas de la ley,
que como suele ser habitual
la aplicó por la fuerza
cuando de reprimir se trata:
Alguien uniformado
disparó un tiro al aire
y por una cuestión
de punterías no apropiadas
la bala acabó incrustada
en el corazón
del atracador rebelde:
‘Muerto por amor’
grabaron en su lápida,
para más INRI
de las parejas que la visitan
y elevan ofrendas
de homenaje a su sacrificio.
1 comentario:
Triste pero apasionado.
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